Casi tres años después de su nacimiento (anteriormente éramos BUENO ES POCO, y recientemente ZONA CURIO), es hora de hacer un resumen de las entradas más visitadas en todo este tiempo. Éstas son los 10 posts más leídos de ZONA CURIO:
1. ¿CÓMO SE CONSTRUYÓ VENECIA?
2. LAS ESPECIES MÁS AMENAZADAS
3. ESTRELLAS SUPERGIGANTES: LOS MONSTRUOS DEL UNIVERSO
4. LAS 12 CARRETERAS MÁS CURIOSAS DEL MUNDO
5. MONTE RORAIMA: EL MUNDO PERDIDO
6. ANIMALES GIGANTES
7. ANIMALES EXTRAORDINARIOS: MEDUSAS GIGANTES
8. LOS 10 ANIMALES MÁS PELIGROSOS DEL MUNDO
9. SEÑALES DE TRÁFICO CURIOSAS
10. ALBINOS: ¿DIFERENTES?
Este es el top-ten de entradas de ZONA CURIO, hasta ahora. Este es solo el comienzo del que espero que sea un blog de referencia. En las últimas semanas el éxito de ZONA CURIO está creciendo de forma increíble, y todo gracias a ti y a cada uno de los que leen este blog. Escribir cada entrada lleva un gran trabajo y un largo tiempo detrás, pero a la hora de ver los resultados y vuestros comentarios de agradecimiento y satisfacción, merece la pena. Recuerda que puedes seguir a ZONA CURIO tanto en Twitter como en Facebook (en la columna derecha lo puedes ver). Si este blog crece, es gracias a ti.
Creciendo juntos. GRACIAS!
¿CÓMO ERA NUEVA YORK HACE 400 AÑOS?
Hace un par de días escribí la entrada llamada "Cómo se construyó Venecia", para conocer cómo se levanta una ciudad encima del agua. Es curioso como con el paso de los siglos, sobretodo de los últimos, el planeta se ha ido convirtiendo en lo que es ahora. Grandes ciudades se asientan donde antes solo habían árboles y animales. Seguro que muchas veces te has preguntado cómo era hace siglos el lugar donde vives, pero pocas veces tenemos la oportunidad de saberlo.
Por esto, National Geographic nos permite ver una recreación de cómo era la isla de Manhattan antes de que llegaran los primeros pobladores. El artículo está completamente en inglés, y nos explica la evolución de la ciudad de Manhattan desde que Henry Hudson llegó en 1609 hasta ahora. Hace 5 años apareció en el río Bronx un castor, después de más de 200 años sin avistar ninguno alrededor de la isla de Manhattan. En el s. XVII, cuando llegaron los primeros habitantes a la isla, a la que llamaron New Amsterdam, los castores abundaban. De hecho, el castor aparece en el escudo de la ciudad de Nueva York. Pero a partir de entonces, los hombres empezaron a cazarlos, ya que su piel era muy apreciada, provocando su desaparición de la zona.
La aparición del castor, al que apodaron José, fue un triunfo para los ecologistas neoyorquinos, que habían hecho grandes esfuerzos para mejorar el estado de los ríos que rodean la Gran Manzana (se habían invertido 15 millones de dólares en la limpieza del río).
Antes de que Manhattan fuese urbanizado y pavimentado, la isla era un gran ecosistema en el que convivían grandes castaños, robles y nogales, con castores, osos y alces. Largas playas de arena rodeaban la gran isla, por la que fluían más de 100 kilómetros de pequeños ríos.
Tan solo se conserva un mapa que representa cómo era la isla en 1783, dibujado por cartógrafos militares británicos, durante la ocupación de Nueva York en la Revolución estadounidense. En el mapa figuran las colinas, los ríos y los caminos que había entonces en Manhattan, siendo uno de los pocos vestigios que tienen los cartógrafos y geógrafos actuales para hacerse una idea de cómo era la isla en su origen.
Para commemorar los 400 años de la llegada de Henry Hudson a la isla, Eric Sanderson, un ecologista de la Wild Conservation Society, se propuso recrear cómo era la ciudad antes de que llegara el explorador, llevando a cabo un proyecto llamado Mannahatta Project. Para ello, visitó todos los lugares que se observan en el mapa hecho por los cartógrafos británicos y que aún existen. En más de 200 puntos de Manhattan dejó un chip, y el GPS le permitió relacionarlos con una versión digitalizada del mapa antiguo. Tenían la ciudad en 1783. Pero no se quedaron ahí, querían volver al 1609. Para lograrlo, eliminaron del mapa británico todos los elementos construídos y modificados por el hombre, y volvieron a hacer lo mismo con el mapa más básico de la isla.
Teniendo en cuenta la posición geográfica de Manhattan y de los ecosistemas aún existentes en su alrededor, fueron capaces de recrear, además, las comunidades que había hace cuatro siglos. "Era un lugar con una gran diversidad ecológica. Si la isla se mantuviera intacta, se habría convertido en un lugar protegido como Yellowstone", dijo Sanderson.
Cuando finalizó su estudio, Sanderson catalogó más de 1.300 especies animales y vegetales en la antigua isla de Manhattan, y más de 8.000 vínculos entre ellos.
Nueva York está situada en un lugar que antes tenía una gran riqueza ecológica, y es sobrecogedor ver la velocidad a la que el hombre ha avanzado en los últimos siglos, pasando por encima de joyas naturales como ésta.
En el enlace puedes encontrar un mapa interactivo de Manhattan, y haciendo click en cada círculo puedes ver el antes y el ahora de cada zona de la ciudad de Nueva York.
CÓMO ERA NUEVA YORK HACE 400 AÑOS (click aquí)
En el vídeo teneis la explicación en inglés:
Fuente: National Geographic
Por esto, National Geographic nos permite ver una recreación de cómo era la isla de Manhattan antes de que llegaran los primeros pobladores. El artículo está completamente en inglés, y nos explica la evolución de la ciudad de Manhattan desde que Henry Hudson llegó en 1609 hasta ahora. Hace 5 años apareció en el río Bronx un castor, después de más de 200 años sin avistar ninguno alrededor de la isla de Manhattan. En el s. XVII, cuando llegaron los primeros habitantes a la isla, a la que llamaron New Amsterdam, los castores abundaban. De hecho, el castor aparece en el escudo de la ciudad de Nueva York. Pero a partir de entonces, los hombres empezaron a cazarlos, ya que su piel era muy apreciada, provocando su desaparición de la zona.
Antes de que Manhattan fuese urbanizado y pavimentado, la isla era un gran ecosistema en el que convivían grandes castaños, robles y nogales, con castores, osos y alces. Largas playas de arena rodeaban la gran isla, por la que fluían más de 100 kilómetros de pequeños ríos.
Tan solo se conserva un mapa que representa cómo era la isla en 1783, dibujado por cartógrafos militares británicos, durante la ocupación de Nueva York en la Revolución estadounidense. En el mapa figuran las colinas, los ríos y los caminos que había entonces en Manhattan, siendo uno de los pocos vestigios que tienen los cartógrafos y geógrafos actuales para hacerse una idea de cómo era la isla en su origen.
Para commemorar los 400 años de la llegada de Henry Hudson a la isla, Eric Sanderson, un ecologista de la Wild Conservation Society, se propuso recrear cómo era la ciudad antes de que llegara el explorador, llevando a cabo un proyecto llamado Mannahatta Project. Para ello, visitó todos los lugares que se observan en el mapa hecho por los cartógrafos británicos y que aún existen. En más de 200 puntos de Manhattan dejó un chip, y el GPS le permitió relacionarlos con una versión digitalizada del mapa antiguo. Tenían la ciudad en 1783. Pero no se quedaron ahí, querían volver al 1609. Para lograrlo, eliminaron del mapa británico todos los elementos construídos y modificados por el hombre, y volvieron a hacer lo mismo con el mapa más básico de la isla.
Teniendo en cuenta la posición geográfica de Manhattan y de los ecosistemas aún existentes en su alrededor, fueron capaces de recrear, además, las comunidades que había hace cuatro siglos. "Era un lugar con una gran diversidad ecológica. Si la isla se mantuviera intacta, se habría convertido en un lugar protegido como Yellowstone", dijo Sanderson.
Cuando finalizó su estudio, Sanderson catalogó más de 1.300 especies animales y vegetales en la antigua isla de Manhattan, y más de 8.000 vínculos entre ellos.
Nueva York está situada en un lugar que antes tenía una gran riqueza ecológica, y es sobrecogedor ver la velocidad a la que el hombre ha avanzado en los últimos siglos, pasando por encima de joyas naturales como ésta.
En el enlace puedes encontrar un mapa interactivo de Manhattan, y haciendo click en cada círculo puedes ver el antes y el ahora de cada zona de la ciudad de Nueva York.
CÓMO ERA NUEVA YORK HACE 400 AÑOS (click aquí)
En el vídeo teneis la explicación en inglés:
Fuente: National Geographic
LONDRES 1952: LA GRAN NIEBLA ASESINA
Hay un estereotipo que persigue a Londres como una ciudad con un clima un tanto gris y triste. Incluso, a veces, cuando se piensa en Londres, viene a la imagen la ciudad cubierta por un manto de niebla. Estereotipos. En realidad, la capital británica solo "padece" los efectos de la niebla unos 15 días al año, comparable con muchas ciudades españolas.
Sin embargo, hace 60 años, en 1952, ocurrió un fenómeno trágico que cambió para siempre la forma de funcionar de la ciudad de Londres. Si bien el catastrófico suceso no fue provocado directamente por la niebla que todos conocemos, el hecho de que el clima de la ciudad sea gris hizo que la peligrosa niebla pasase desapercibida.
En diciembre de 1952, Londres sufrió una caída de las temperaturas más brusca de lo normal. A causa del frío, los londinenses comenzaron a quemar más carbón del habitual, por lo que se formó una bolsa de contaminación. Esa gran contaminación, conocida como smog (mezcla de smoke y fog), no era la primera vez que ocurría, pero en las anteriores ocasiones se había disipado en la atmósfera. Pero esta vez, una densa capa de aire frío impedía que desapareciese, reteniéndola sobre las calles de Londres. Además, durante esos días ocurrió un proceso de inversión térmica, en la que una masa de aire caliente se instaló sobre otra más fría, impidiendo totalmente que los gases contaminados ascendieran a las capas altas de la atmósfera.
Londres empezó a sufrir niveles de concentración de polución nunca antes vistos. A los gases emanados por el carbón quemado, se le añadían los gases emitidos por las fábricas y los coches. El problema se agravó ya que el carbón utilizado era de mala calidad, rico en azufre (el de buena calidad se exportaba).
La gran ciudad se cubrió de una densa niebla de contaminación, que perjudicaba seriamente al aparato respiratorio de todo aquel que lo respiraba. La niebla, mezcla de contaminación y niebla natural, era tan espesa que incluso se cerraron los teatros, ya que el público era incapaz de ver el escenario. En medio del caos vehicular cientos de conductores dejaban abandonados sus coches en la calle porque no podían ver ni siquiera dentro de él. Muchos hombres utilizaban antorchas para guiar a los coches de asistencia y a las ambulancias.
Entre el 5 y el 9 de diciembre murieron 4.000 personas, la mayoría niños y personas con problemas respiratorios. En los meses siguientes, 8.000 londinenses más fallecieron a causa de los efectos provocados a largo plazo. A estas 12.000 víctimas hay que añadir 100.000 personas que enfermaron durante el fatídico episodio.
Las muertes durante la Gran Niebla se debieron, en la mayoría de los casos, a infecciones de las vías respiratorias o pulmonares (principalmente bronconeumonía, bronquitis aguda y bronquitis crónica) e hipoxia (bajo el nivel de oxigeno en la sangre).
The Great Smog, como se conoce en Reino Unido, supuso un antes y un después en la legislación medioambiental británica. Para evitar otra catástrofe de este tipo, el gobierno restringió el uso de combustibles en la indústria y promovió la eliminación del carbón como combustible para la calefacción.
Sin embargo, hace 60 años, en 1952, ocurrió un fenómeno trágico que cambió para siempre la forma de funcionar de la ciudad de Londres. Si bien el catastrófico suceso no fue provocado directamente por la niebla que todos conocemos, el hecho de que el clima de la ciudad sea gris hizo que la peligrosa niebla pasase desapercibida.
En diciembre de 1952, Londres sufrió una caída de las temperaturas más brusca de lo normal. A causa del frío, los londinenses comenzaron a quemar más carbón del habitual, por lo que se formó una bolsa de contaminación. Esa gran contaminación, conocida como smog (mezcla de smoke y fog), no era la primera vez que ocurría, pero en las anteriores ocasiones se había disipado en la atmósfera. Pero esta vez, una densa capa de aire frío impedía que desapareciese, reteniéndola sobre las calles de Londres. Además, durante esos días ocurrió un proceso de inversión térmica, en la que una masa de aire caliente se instaló sobre otra más fría, impidiendo totalmente que los gases contaminados ascendieran a las capas altas de la atmósfera.
Londres empezó a sufrir niveles de concentración de polución nunca antes vistos. A los gases emanados por el carbón quemado, se le añadían los gases emitidos por las fábricas y los coches. El problema se agravó ya que el carbón utilizado era de mala calidad, rico en azufre (el de buena calidad se exportaba).
La gran ciudad se cubrió de una densa niebla de contaminación, que perjudicaba seriamente al aparato respiratorio de todo aquel que lo respiraba. La niebla, mezcla de contaminación y niebla natural, era tan espesa que incluso se cerraron los teatros, ya que el público era incapaz de ver el escenario. En medio del caos vehicular cientos de conductores dejaban abandonados sus coches en la calle porque no podían ver ni siquiera dentro de él. Muchos hombres utilizaban antorchas para guiar a los coches de asistencia y a las ambulancias.
Entre el 5 y el 9 de diciembre murieron 4.000 personas, la mayoría niños y personas con problemas respiratorios. En los meses siguientes, 8.000 londinenses más fallecieron a causa de los efectos provocados a largo plazo. A estas 12.000 víctimas hay que añadir 100.000 personas que enfermaron durante el fatídico episodio.
Las muertes durante la Gran Niebla se debieron, en la mayoría de los casos, a infecciones de las vías respiratorias o pulmonares (principalmente bronconeumonía, bronquitis aguda y bronquitis crónica) e hipoxia (bajo el nivel de oxigeno en la sangre).
The Great Smog, como se conoce en Reino Unido, supuso un antes y un después en la legislación medioambiental británica. Para evitar otra catástrofe de este tipo, el gobierno restringió el uso de combustibles en la indústria y promovió la eliminación del carbón como combustible para la calefacción.
¿CÓMO SE CONSTRUYÓ VENECIA?
Si el artículo te gusta o te sirve para aclarar tu duda de cómo se construyó Venecia, recuerda hacer click en Me Gusta (Like Page) de la página de Facebook que aparece que debajo (Mochileando por la vida). ¡Gracias!
Seguro que alguna vez te lo has preguntado. Para entender cómo se levantó la ciudad de Venecia, aparentemente de la nada, hay que remontarse al siglo V d.C.. Tras la caída del Imperio Romano, muchos habitantes de la región de Veneto, al noreste de Italia, huyeron de los ataques de los germanos y buscaron refugio en la zona pantanosa donde empezarían a construir la ciudad de Venecia. Cuando llegaron, lo único que había eran un centenar de islas infestadas de mosquitos. Algunos de los primeros habitantes construyeron pequeñas cabañas en las islas más altas. Otros, las construían directamente encima del agua, sobre pilotes de madera clavados en el barro, para evitar que las mareas las destruyesen. En muchas zonas, se empezaron a construir canales para ir ganando terreno al mar. Para hacernos una idea (salvando las distancias), en el s. V, el terreno sobre el que se comenzó a construir la ciudad de Venecia tendría un aspecto similar al de la imagen.
A pesar de que finalmente los ataques de los invasores remitieron, muchos de los nuevos pobladores de esta zona se instalaron de forma permanente, de forma que a finales del s. VII, este hostil paraje experimentó un aumento de la actividad constructora.
El asentamiento central, Rivo Alto (posteriormente Rialto), une 118 pequeñas islas mediante 400 puentes. Para drenar la tierra se construyó una red de más de 200 canales a partir del Gran Canal, la principal vía que serpentea entre las islas durante 3'2 km y que, con el paso de los siglos, quedaría flanqueada por grandes palacios.
Dada la escasa solidez del terreno los edificios requerían firmes cimientos. La respuesta al problema fue la construcción de un auténtico bosque de pilares sumergidos. Los pilares de alerce se introducían en el subsuelo arcilloso con mazos de madera. A continuación se construían nuevas capas de pilares de alerce y abedul sobre los cimientos. Por ejemplo, debajo de la Iglesia de Santa María de la Salud se colocaron 1.106.000 pilares de madera.
Para evitar que la humedad pudriese las paredes, los albañiles aplicaban una capa de caliza blanca, extraída de las canteras de Istria, que cubría el edificio hasta donde alcanzaba el nivel del agua. Este tipo de piedra era fácil de extraer además de resistente.
Lo que en su inicio no eran más que islas, barro y mosquitos, se ha convertido en una de las ciudades con mayor atractivo turístico del mundo, que cuenta con casi 300.000 habitantes.
Todavía en la actualidad, Venecia es víctima de las frecuentes crecidas de la marea, sufriendo inundaciones esporádicas. La mayor inundación tuvo lugar en el año 1966, cuando el nivel del agua subió 194 cm. En el año 2008, el mar creció 156 cm, inundando prácticamente la totalidad de la ciudad.
Un comentario frecuente sobre Venecia es que cada año la ciudad se hunde unos milímetros. Es cierto, de hecho, Venecia se hunde 2 milímetros anuales. Parece poco, pero es preocupante, porque el leve hundimiento, unido al aumento del nivel del mar, duplica el nivel al que el agua aumenta con respecto a la ciudad.
Estos preocupantes datos, aumentan la posibilidad de que Venecia acabe desapareciendo bajo el agua en los próximos siglos. Un efecto más de la larga lista asociada al calentamiento global.
Seguro que alguna vez te lo has preguntado. Para entender cómo se levantó la ciudad de Venecia, aparentemente de la nada, hay que remontarse al siglo V d.C.. Tras la caída del Imperio Romano, muchos habitantes de la región de Veneto, al noreste de Italia, huyeron de los ataques de los germanos y buscaron refugio en la zona pantanosa donde empezarían a construir la ciudad de Venecia. Cuando llegaron, lo único que había eran un centenar de islas infestadas de mosquitos. Algunos de los primeros habitantes construyeron pequeñas cabañas en las islas más altas. Otros, las construían directamente encima del agua, sobre pilotes de madera clavados en el barro, para evitar que las mareas las destruyesen. En muchas zonas, se empezaron a construir canales para ir ganando terreno al mar. Para hacernos una idea (salvando las distancias), en el s. V, el terreno sobre el que se comenzó a construir la ciudad de Venecia tendría un aspecto similar al de la imagen.
Dada la escasa solidez del terreno los edificios requerían firmes cimientos. La respuesta al problema fue la construcción de un auténtico bosque de pilares sumergidos. Los pilares de alerce se introducían en el subsuelo arcilloso con mazos de madera. A continuación se construían nuevas capas de pilares de alerce y abedul sobre los cimientos. Por ejemplo, debajo de la Iglesia de Santa María de la Salud se colocaron 1.106.000 pilares de madera.
Para evitar que la humedad pudriese las paredes, los albañiles aplicaban una capa de caliza blanca, extraída de las canteras de Istria, que cubría el edificio hasta donde alcanzaba el nivel del agua. Este tipo de piedra era fácil de extraer además de resistente.
Lo que en su inicio no eran más que islas, barro y mosquitos, se ha convertido en una de las ciudades con mayor atractivo turístico del mundo, que cuenta con casi 300.000 habitantes.
Todavía en la actualidad, Venecia es víctima de las frecuentes crecidas de la marea, sufriendo inundaciones esporádicas. La mayor inundación tuvo lugar en el año 1966, cuando el nivel del agua subió 194 cm. En el año 2008, el mar creció 156 cm, inundando prácticamente la totalidad de la ciudad.
Un comentario frecuente sobre Venecia es que cada año la ciudad se hunde unos milímetros. Es cierto, de hecho, Venecia se hunde 2 milímetros anuales. Parece poco, pero es preocupante, porque el leve hundimiento, unido al aumento del nivel del mar, duplica el nivel al que el agua aumenta con respecto a la ciudad.
Estos preocupantes datos, aumentan la posibilidad de que Venecia acabe desapareciendo bajo el agua en los próximos siglos. Un efecto más de la larga lista asociada al calentamiento global.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)