La explicación es sencilla de entender: simplemente coge una naranja, quítale la piel e intenta extenderla sobre la mesa de tal manera que quede plana. ¿Complicado hacerlo sin que se rompa, verdad?
Es realmente imposible proyectar en un plano una forma elíptica respetando al 100% las proporciones. Por eso, el mapa del mundo que todos conocemos, llamado mapa de Mercator y creado por Gerard Kremer hace casi 450 años, no refleja lo que realmente se observa desde el espacio.
La proyección de Mercator, con la que hemos crecido, aumenta las proporciones de las zonas cercanas al Polo Norte y al Polo Sur. Por ejemplo, en realidad África es 14 veces más grande que Groenlandia, pero como observamos en el mapa, Kremer las representa de un tamaño similar. Igual que Alaska y Brasil, de parecidas dimensiones según esta proyección, cuando en realidad el país sudamericano es 5 veces mayor.
Tamaños similares entre Groenlandia y África, cuando ésta es 14 veces más grande en realidad |
¿Por qué seguimos utilizando esta proyección, si sabemos que no es cierta, y no intentamos una que sea más fiel a la realidad?
Es la pregunta que se hizo Arno Peters a mitad del siglo XIX. Dadas las evidentes deficiencias en las proporciones de zonas de distintas latitudes que presentaba el mapa de Mercator, este cartógrafo alemán decidió ponerse manos a la obra y crear un mapa que se ajustase a las proporciones reales del planeta. Y lo llamó Proyección de Peters (muy original el nombre...) y lo publicó, tuvo éxito mundialmente y Peters se hizo rico y todos fueron felices! No, espera. Aunque el mapa de Peters respeta las proporciones de las zonas independientemente de su latitud, y por lo tanto se puede decir que es un mapa más real, no tuvo una gran aceptación por parte del gremio de cartógrafos. Es cierto que a primera vista, sorprende, y no acaba de entrar por los ojos. Incluso fue descrito como "un calzoncillo largo, mojado y andrajoso colgado del Ártico" por Arthur Robinson.
La proyección de Peters refleja correctamente las áreas de los países, pero no así sus siluetas, la mayoría de las cuales aparecen demasiado estiradas.
Entonces ¿de qué mapa nos fiamos? Como ya hemos comentado antes, es imposible representar en un plano una forma elíptica, pero hay un mapa que ha resuelto este problema.
Probablemente sea el mapa más fiel a la realidad, aunque la ubicación de los territorios y su orientación nos deja un poco descolocados. Es el mapa Dymaxion, creado a mitad de siglo XX por el ingeniero Buckminster Fuller. El mapa ha evitado el problema utilizando la superficie de un poliedro, el cual una vez dibujados los continentes puede ser desdoblado y aplanado reteniendo la mayor parte de proporciones y formas de los territorios del planeta en dos dimensiones.
Lamentablemente, la forma del mapa del mundo está tan arraigado en la sociedad que este mapa no ha tenido éxito aún siendo el que mejor se ajusta a la realidad.
Mapa Dymaxion |
Como vemos, en pleno siglo XXI, en medio de la revolución científica e informática, no somos conscientes ni tan siquiera del lugar donde vivimos. Aunque seguro que, en algún recóndito lugar del planeta, alguien acaba de pelar una naranja y está intentando descubrirlo.