Dicen que todo lo que sube baja, pero cada vez que vamos a la gasolinera el precio del combustible ha subido, y así llevamos meses. Esta tendencia recuerda, respetando las distancias, a algunos episodios de hiperinflación ocurridos a lo largo del siglo pasado. Sale más a cuenta llenar el depósito hoy, porque mañana nos costará más caro. Pero, ¿qué o quién provoca este aumento desmedido del precio del combustible?
Hay varios factores que motivan que cada vez haya más personas dispuestas a vender su vehículo y utilizar otro tipo de transporte:
El primer y principal factor reside en los países productores. Los países de la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo), se llevan un gran porcentaje de lo que pagamos por cada litro de combustible. A estos países producir cada litro de combustible les resulta muy barato, hasta el punto de que en Kuwait, un litro de gasolina es más barato que un litro de agua. Estos países controlan las reservas de petróleo y las mueven a su antojo. Elevan tanto el precio a los mercados extranjeros porque el crudo es su fuente de ingresos principal. La evolución de los precios en el mercado de petróleo, marcados por estos países, afecta en gran medida al precio que encontramos en nuestras gasolineras. España solo produce el 0'2% del petróleo que consume. De hecho, el barril de Brent, que determina los precios del crudo en los mercados europeos, se ha situado en el nivel del año 2008. Recordamos que en ese año alcanzó un máximo histórico y posteriormente cayó alrededor de un 30%. Desde esa caída, el precio ha vuelto a subir hasta situarse en valores similares a los máximos.
El segundo factor son los especuladores. A través de los mercados de futuros, mediante una herramienta llamada "Fondos de cobertura", apuestan por que los precios subirán. Este sentimiento alcista provoca que los precios aumenten aún más. Es como el pez que se muerde la cola.
El tercer motivo son las refinerias. Refinar el crudo tiene un coste de energía, transporte, mano de obra, ... Además, en los últimos años se están cerrando un gran número de refinerías que se están quedando obsoletas, y no se construyen más ya que a las grandes compañías (Exxon-Mobil, Shell, BP, ...) no les interesa que entren nuevos competidores. Si hay menos oferta pueden subir el precio y aumentar sus márgenes. Precisamente, el cierre de un gran número de refinerías en Europa provoca que ahora el proceso se realice en otros lugares, siendo más cara su importación. Las políticas de protección medioambientales llevadas a cabo por los Gobiernos también restringen en gran parte la construcción de nuevas refinerías.
El cuarto factor es la demanda. Mayor demanda, mayor precio, y los consumidores asiáticos cada vez son más. China se ha convertido en un consumidor de petróleo casi al nivel de Estados Unidos. Este aumento de consumo, provoca que el precio también acabe subiendo.
Otro factor destacado son los impuestos. Cada país tiene sus impuestos a la importación y consumo de carburante. En España, en las últimas semanas se habla de una subida en los impuestos al consumo de carburante. Según los últimos datos de la AOP, los impuestos representan el 40% del gasóleo y el 46% de la gasolina.
Un último motivo importante es el cambio del dólar. El dólar se ha depreciado un 20% en las últimas semanas, y como el petróleo que compra España lo compra en dólares, una revalorización de esa moneda se traduce en un aumento del precio.
¿EL PRECIO SEGUIRÁ SUBIENDO?
Eso parece. Actualmente, después de diversos episodios conflictivos en países árabes, las conocidas como "Primaveras Árabes", están ocurriendo muchos cambios sociales en esos países, muchos de ellos miembros de la OPEP. Estos conflictos han encarecido la exportación desde esos países, ya que los ingresos obtenidos los utilizan para llevar a cabo programas sociales.
Además, el corte de suministro de petróleo de Irán a seis países europeos el mes pasado, entre ellos España, ha provocado que otros países exportadores eleven sus precios.
Asimismo, en España se habla últimamente sobre una posible subida de los impuestos autonómicos al consumo de carburante, y de hecho, algunas comunidades ya lo están poniendo en práctica. De hecho, no sería sorprendente que a medio plazo los precios se eleven por encima de 1'60€/litro.
Como vemos, la imparable crecida del precio del carburante está cambiando las prácticas habituales de muchos españoles. "Dar de beber" al coche cada vez resulta más caro, se está convirtiendo en un lujo, y cada vez hay más gente que se plantea moverse a pie o en bicicleta, o incluso en transporte público.